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Edificio Giratorio

Mientras leía la nota recordé lo que había escrito en mi libro: La Creatividad Editorial Dunken publicado en Junio de 1995 expresaba sobre las características de personalidad:
“… Para ilustrar lo expresado, pensemos en un arquitecto. Tiene como encomienda profesional el diseño de una vivienda familiar.
Si dicho profesional reitera lo ya hecho anteriormente a pesar de diseñar una casa correcta, no habrá realizado una experiencia creadora. Para aplicar tal calificativo, debemos estar frente a ideas originales, nuevas, poco convencionales.
Así, podría ser, de no existir: «una casa que gire, que rote según el momento del día, para disfrutar del sol o para protegerse del mismo según el deseo de sus habitantes; para disfrutar de un paisaje magnífico desde cualquier ambiente.»
Animarse a generar tales ideas, exige del arquitecto en cuestión, la disposición a suspender el juicio, a postergar la valoración racional y trascender los conocimientos adquiridos de manera tradicional.
Argumentos razonables como, alto costo, complejidad tecnológica entre otros, si se emplean en el momento generador de ideas, conducen al asesinato de las mismas.
Un creador siente como inevitable y necesario correr riesgos. Estar abierto a todo, a lo desconocido. Escuchar como si fuera primera y única la demanda de su cliente, puede ser una fuente rica para logros innovadores.
Desarrollar la capacidad para jugar con ideas, con elementos permite descubrir nuevos usos para materiales y técnicas ya conocidas, permite innovar, proponer nuevos materiales.
Animarse a explorar estructuras nuevas, desconocidas. Descubrir sendas aun no transitadas. Tolerar el desasosiego, la intranquilidad que produce el dejarse llevar hacia la forma final que tendrá lo que buscamos, puede brindarnos una feliz sorpresa.


En mi caso la feliz sorpresa fue comprobar que lo que formulé en 1995 ahora en el año 2008 se está llevando a cabo por el arquitecto Fisher.