"La facultad de crear entre la Unidad y lo múltiple"
Las obras de la creatividad humana son múltiples, diversas, tanto en las distintas disciplinas como en los materiales que se utilizan y las funciones y necesidades que satisfacen.
La creación divina, el universo por ejemplo, es múltiple también.
La divinidad, Dios, el creador por antonomasia, sería anterior a la creación, estamos en presencia de lo que se denomina la creación ex nihilo, es decir la creación desde la nada.
El hombre, en cambio a diferencia de Dios, no puede crear de la nada, siempre parte (rompe la unidad) de algo existente: del idioma, de su cultura, de los materiales a su disposición, de la tecnología disponible, etc.
Dios es un creador. El primer verbo, la primer acción atribuída a Dios, que aparece en el primer versículo de la biblia (en el Génesis), es justamente el verbo crear: "Al comienzo creó Dios el cielo y la tierra...". Según Jaime Barylko, dicho versículo se escribe en hebreo: "Bereschit bró..." cuya traducción al castellano es: "Al comienzo crear (antes de crear)..." Por lo que antes de la creación existiría la Unidad, al crear existiría lo múltiple.
La acción de crear, del ser humano creador (a imagen y semejanza de Dios), es el "entre", entre la Unidad y lo Múltiple.
La diferencia entre Dios y el hombre radica en este tema, en que el hombre necesita y parte de un ambiente que lo pre-existe, no puede crear, como sería el caso de Dios, desde la nada.
El ser humano crea entre el cielo y la tierra. El ser humano crea entre la Unidad y lo múltiple.
De lo que antecede surge la importancia (para favorecer nuestra potencialidad creadora) del estar abierto, en contacto con el cielo (la fuente que anida en nuestro centro, en nuestro interior), con la dimención cósmica, para recibir la inspiración y por medio de un proceso creador ("entre") encarnar las ideas en la tierra dando forma a un nuevo producto, a una obra, a una creación humana.
Las obras de la creatividad humana son múltiples, diversas, tanto en las distintas disciplinas como en los materiales que se utilizan y las funciones y necesidades que satisfacen.
La creación divina, el universo por ejemplo, es múltiple también.
La divinidad, Dios, el creador por antonomasia, sería anterior a la creación, estamos en presencia de lo que se denomina la creación ex nihilo, es decir la creación desde la nada.
El hombre, en cambio a diferencia de Dios, no puede crear de la nada, siempre parte (rompe la unidad) de algo existente: del idioma, de su cultura, de los materiales a su disposición, de la tecnología disponible, etc.
Dios es un creador. El primer verbo, la primer acción atribuída a Dios, que aparece en el primer versículo de la biblia (en el Génesis), es justamente el verbo crear: "Al comienzo creó Dios el cielo y la tierra...". Según Jaime Barylko, dicho versículo se escribe en hebreo: "Bereschit bró..." cuya traducción al castellano es: "Al comienzo crear (antes de crear)..." Por lo que antes de la creación existiría la Unidad, al crear existiría lo múltiple.
La acción de crear, del ser humano creador (a imagen y semejanza de Dios), es el "entre", entre la Unidad y lo Múltiple.
La diferencia entre Dios y el hombre radica en este tema, en que el hombre necesita y parte de un ambiente que lo pre-existe, no puede crear, como sería el caso de Dios, desde la nada.
El ser humano crea entre el cielo y la tierra. El ser humano crea entre la Unidad y lo múltiple.
De lo que antecede surge la importancia (para favorecer nuestra potencialidad creadora) del estar abierto, en contacto con el cielo (la fuente que anida en nuestro centro, en nuestro interior), con la dimención cósmica, para recibir la inspiración y por medio de un proceso creador ("entre") encarnar las ideas en la tierra dando forma a un nuevo producto, a una obra, a una creación humana.